Tras años de oración y de reflexión he tomado la decisión de cruzar el Tíber y entrar en plena comunión con la Iglesia Católica Romana a cuyo seno entro como laico con el anhelo de aprender y servir. Albergo una deuda de profunda gratitud por todo lo que recibí y aprendí siendo protestante, por la fe de mis abuelos, la de mis padres, maestros de escuela dominical, pastores, y  profesores de seminario. Pero la reflexión, estudio de la Palabra de Dios y los Padres de la Iglesia me han hecho ver que a mi fe protestante faltaban elementos pertenecen a la plenitud de la fe que Jesús confió a sus discípulos, elementos que han sido custodiados por la Iglesia Católica Romana en su liturgia y su magisterio. Si alguien desea dialogar más sobre mi travesía dejo aquí mi cuenta de email (sovgrace1@gmail.com).  

Tres Clases de Fe

El Hábito Sí Puede Hacer al Evangelista 

Vida cotidiana con intencionalidad evangelística

¿Te dejas incentivar para salir del anonimato?